Napoleón


Cuál es la verdadera
mascarilla mortuoria
de Napoleón 1ero ?



Napoleón




Bruno Roy-Henry,a 5 de mayo del 2002
Historiador

17 000 – La Rochelle



Teniente Coronel Chaduc
Conservador del departamento 1789-1871
Museo de la Armada



CARTA ABIERTA AL Teniente Coronel CHADUC

Mi Coronel,

[…], tuve noticia de vuestra posición sobre la historia de las mascarillas mortuorias del Emperador Napoleón 1ero. Escribís:


«Desde la muerte de Napoleón 1ero el 5 de mayo de 1821, han existido muy numerosas mascarillas mortuorias de las cuales las más auténticas son las mascarillas llamadas «helenianas». Vienen enseguida ciertos vaciados verdaderos ejecutados más tarde en Europa, que son muy raros, enfín una cantidad de mascarillas apócrifas de toda naturaleza».



Nada es menos seguro! Las mascarillas hélenianas (entiéndase del tipo Antommarchi) no son necesariamente las más auténticas y se está lejos de probar que fueron vaciadas en Santa Elena.

Antommarchi

Mascarilla de tipo Antommarchi


«La ejecución de la mascarilla, o más exactamente de la toma del molde fue efectuada el 7 de mayo por el doctor Burton (…) asistido por el dr Antommarchi (…) con un yeso de mala calidad proveniente de la isla. El molde se tomó en tres partes: una parte central dicha facial llendo del medio de la frente a la parte inferior de la boca, una segunda parte englobando el mentón, el cuello y las caras laterales de la cabeza, y finalmente una tercera parte que comprendía la parte alta de la frente y las partes superior y anterior del cráneo.»



Esta aserción está lejos de ser demostrada: es la tesis del barón de Veauce, complacientemente retomada por vuestros predecesores. Ningún elemento permite afirmar que la mascarilla mortuoria del Emperador comprendía tres partes: ¡ muy al contrario! Resulta del testimonio del Docteur Graves, primo de Burton (tuvo en sus manos los papeles del cirujano inglés y los publicó en el «London Medical and Surgical Journal» del 18 de julio de 1835, fuente: de Veauce, el caso de la mascarilla mortuoria de Napoleón, p. 64) que el molde del rostro, efectuado el 7 de mayo a las 4 de la tarde, tenía los límites siguientes: «(…) Únicamente la mascarilla, es decir aquella parte del vaciado que corresponde al rostro, excluyendo las orejas y la parte superior de la frente, y sin rebasar hacia abajo el retorno del mentón (…)».

Resulta que existía otra parte que comprendía las partes anterior y posterior del cráneo, aquella precisamente para la cual Antommarchi prestó su concurso. Es la evidencia; por otra parte proceder al moldeado de la cabeza de un defunto en dos partes es conforme a la técnica empleada aún en nuestros días. En consecuencia, sostener que la mascarilla de Napoleón comportaba tres partes, es no solamente desconocer los testimonios históricos, sino además ignorar las enseñanzas de esta técnica particular que constituye el moldeado del rostro de los difuntos !



« El 8 de mayo, cuando Burton quiere llevar a cabo el primer vaciado del molde, la parte central ha desaparecido. De hecho, había sido robada por la señora Bertrand (…) en vista de entregarla a Antommarchi. Finalemente, Burton deja la isla rápidamente con las dos partes restantes (nota : non, cf. supra). Antommarchi, que permanece en Santa-Elena, emprende entonces la reconstitución del primer vaciado de la mascarilla mortuoria de Napoleón con tan sólo la parte facial. Para reconstituir las partes faltantes, Antommarchi utiliza los servicios de un cierto Rubidge, joven artista inglés de paso, quien había realizado algunos esbozos de Napoleón en su lecho de muerte. He aquí el origen probable de la mascarilla de tipo Antommarchi a partir de la cual otros vaciados se efectúan en la misma Santa Elena, antes del regreso de Antommarchi a Europa. »


Burton Antommarchi
Doctor Burton y Doctor Antommarchi



Todo esto es puramente conjetural ! Nada permite afirmar que Antommarchi haya realizado sus pruebas en Santa Elena… Lo que es seguro y probado, es que posee la impresión facial de Napoleón, o más exactamente la mascarilla facial, aquel molde obtenido por Burton y que le fue robado por la condesa Bertrand. Referente a esto, el testimonio de Saint-Denis (alias Ali) es capital :



«No sé porqué Antommarchi no publicó la parte anterior de la cabeza; le había sin embargo sacado el molde. Lo que sé. Es que el doctor, después de haber sacado el molde de la cara, lo destruyó para que no fuese posible obtener de él otros vaciados. Esta destrucción que, a decir bien, fue un acto de vandalismo, es tanto más lamentable que en este molde [la impresión] habían quedado pestañas de los párpados y pelos de las cejas. Antommarchi tuvo probablemente sus razones para hacer un tal uso de ellos, pero cualesquieran que hubiesen sido, eran malas, puesto que privan a la posteridad de un objeto de un precio inestimable.»



Saint-Denis es un testigo ocular de los acontecimientos. Ciertamente, no dice todo o no conoce la entera verdad… Además, debe permanecer solidario con sus compañeros de exilio; no puede pues condenar los procedimientos de Antommarchi. Pero su reprobación estalla en cada línea: «esta destrucción fue un acto de vandalismo (…). Privan [nota: las malas razones] a la posteridad de un objeto de un precio inestimable.»

En realidad, se comprende muy bien que Antommarchi, por orden de la señora Bertrand, se apoderó de la mascarilla facial del Emperador para impedir su explotación por Burton. ¿ Fue acaso solamente por bajas razones financieras? No, pues se trataba de impedir la difusión de una imagen fúnebre del Emperador juzgada demasiado fea. Regresemos a Ali:

«Es bien deplorable que no se haya pensado más temprano en tomar la mascarilla, ya que, el 7 de mayo, las carnes se habían vuelto ya demasiado flojas para obtener una impresión regular de los rasgos».

Retomemos el testimonio de Marchand, seis horas después del fallecimiento del Emperador: « el doctor [Antommarchi] volvió a colocar el barboquejo que le habíamos quitado para el aseo fúnebre; en este estado el Emperador tenía su figura de Cónsul. La boca ligeramente contraída daba a su rostro un aire de satisfacción; no parecía tener más de treinta años (…). La calma de este rostro hacía más bien pensar en el sueño que en la muerte. Si en ese momento se hubiese tomado el molde, hubiera estado mucho mejor que aquel tomado dos días después… »


¿Esto no es suficiente? He aquí lo que dice Bertrand (cf. Cuadernos de Santa Elena, enero - mayo de 1821, p.196, con fecha del 6 de mayo): « A las ocho horas, se debía hacer el molde del rostro del Emperador, pero no se tenía lo que se requería. El rostro del Emperador parecía aún más joven de lo que era: tenía el aspecto de tener alrededor de cuarenta años [nota: entre más pasa el tiempo más los rasgos del rostro se descomponen]. A las cuatro de la tarde [nota: siempre el 6 de mayo, pero ocho horas más tarde], parecía más viejo de lo que era en realidad. »

Y ahora la confesión final de Bertrand: « A las cuatro [16 horas, el 7 de mayo, es decir 24 horas más tarde], se hizo el molde del rostro del Emperador, quien estaba TODO DESFIGURADO y exhalaba un muy mal olor (ibid: p.199).

¿En estas condiciones, cómo creer que la mascarilla Antommarchi –aún en su parte facial- sea conforme a la Verdad? ¡ Es evidentemente un montaje, hasta un modelado, un fraude y una impostura ! La fisonomía de esta mascarilla refleja los rasgos de un hombre que no aparenta más de cuarenta años. Posible el 6 de mayo, esta fijación de los rasgos del Emperador el 7 de mayo se había vuelto imposible: en el mejor caso, se obtendría la imagen de un hombre de unos sesenta años. Basta escuchar y creerle a los testigos oculares; no es necesario ser egresado de Saint-Cyr para reconocer la evidencia!

«Cuatro mascarillas «helenianas» son conocidas:

La mascarilla llamada « Burguersh » que es el ejemplar expuesto en el museo de la Armada. Esta mascarilla apareció durante la sucesión de la señora Rose Weigall, hija de Lord Burguesh. Bajo el zoclo de la mascarilla se hallaba un manuscrito en inglés: «Este vaciado de la cabeza de Napoleón
[nota: acabamos de demostrar que esto es totalmente falso] fue tomado en Santa Elena, tras su fallecimiento por el doctor Antommarchi, médico italiano que le estaba afectado, y expedido por sus cuidados (por medio de las autoridades inglesas) a Lord Burguersh entonces ministro británico en Florencia para el uso del escultor Canova. Éste lo restituyó enseguida y Antommarchi lo regaló a Lord Burguersh”.


¿Qué valor histórico puede tener este relato? ¡ Ninguno! El barón de Veauce trató sobre la base de sabias digresiones establecer la verdad histórica de este relato. Digamos de inmediato que su origen es indiferente: ¡ poco importa que el autor sea una duquesa inglesa o no! ¡Desde ahora, está establecido que sólo el molde de la mera cara es auténtico « eventualmente!” Sobre todo, Rose Weigall, intencionalmente o no, ha querido hacer creer que nuestro doctor Corso habría destinado este vaciado original, auténtico, a Canova, para permitir a éste inmortalizarlo en el mármol; y esto, por medio de Lord Burguersh. Apresurémonos de proclamarlo: ¡jamás ha habido la más mínima prueba de esto: ninguna huella en las escrituras de Canova, fallecido en 1822! ¡ Ningún testimonio de sus aprendices o de sus ayudantes. Y, cereza sobre el pastel, Antommarchi se habría apresurado a regalar gratuitamente este ejemplar al ministro inglés. ¡Esto tiene todo de una fantasía!




« Más tarde, esta mascarilla fue comprada por el barón de Veauce. Presenta sobre su superficie numerosas uniones, exteriores a la parte facial. »
»



¿Y entonces? ¡Que estas uniones den testimonio de un enlace, habría que estudiarlo científicamente! ¿ Son acaso sólo superficiales? ¡ Se puede dudar de ello! ¡Tras haberlas escudriñado (en lo posible), me ha parecido – muy al contrario- que estas uniones son simplemente las líneas divisorias de una mascarilla que ha sido quebrada! Da muestra de ello la separación en medio del rostro… ¿ La mascarilla Burguersh ha sido expuesta a rayos X? ¡Jamás, hasta donde sé… (estoy listo para reconocer mi error, en dado caso…)! En todo caso, hay también uniones que separan la parte facial en dos…

« Nos es pues permitido pensar que el bloque de la parte central corresponde al molde tomado el 7 de mayo, es decir al bloque entregado por la señora Bertrand. »

Ahí está el punto débil de la demostración: ¡si nos es permitido pensarlo, es gustoso pensar todo lo contrario! Mejor aún, es imperativo, ya que la nariz –según los propios términos del barón de Veauce- no corresponde a la del Emperador: « la frente de los retratos es más alto (…); El conjunto frente-sincipucio es más ancho y más voluminoso (…). La nariz es más recta. Aún en los perfiles de Pontorni y de Dutertre, presenta una curva regular y no una protuberancia. (…) La boca cuya expresión es de una firmeza reflexiva, es de un dibujo notablemente uniforme. El labio superior parece menos corto. »

¡He ahí lo que el barón de Veauce ha escrito de esta famosa parte central que sería la única auténtica! Digámoslo categóricamente: es una farsa, pues, ¿cómo hacerla coincidir con las mejillas fofas, el aspecto avejentado de las carnes señaladas por los testigos autorizados?


« Este bloque engloba la oreja izquierda y la parte alta del mentón [nota: es más bien el signo de una rotura accidental]. La mascarilla Burguersh aparece como un compuesto de moldeo y modelado”
»

Aquí es donde conviene marcar un desacuerdo total y denunciar este razonamiento: Para hacer “pegar” la fisonomía de la mascarilla Antommarchi con la de Napoleón, Veauce ha inventado esta borrosa teoría: ¿porqué el corso, si había verdaderamente « remodelado” las partes exteriores al bloque central, no se habría tomado la molestia de hacerlos a semejanza de Napoleón? Porque esta frente y este mentón bien son los de un individuo real: ¡ las protuberancias sobre este cráneo –de un volumen disimétrico- lo mismo para el mentón, son las pruebas de una copia natural y no artificial! ¡ Nuestra conclusión, es que la mascarilla Antommarchi fue enteramente moldeada (y en nada modelada)!


¡Sólo que, reconocerlo, es admitir que es la mascarilla de otro individuo que Napoleón! ¡ El perímetro craneal anunciado por Antommarchi para Napoleón es de 56,20 cm, lo que corresponde exactamente a las dimensiones de su mascarilla ligeramente extrapolada (puesto que le falta la parte trasera de la cavidad craneana)! Ahora, Constant (lacayo que estuvo 14 años al servicio de Napoleón y que ormaba sus sombreros) es formal: El perímetro craneal de Napoleón era de 59,65 cm! Antommarchi es cogido en flagrante delito de mentira y de impostura; pero no le hace, se continúa a falsificar la verdad…

« (…)¿pero este trabajo fue efectuado en Santa Elena o en Londres? El barón de Veauce opta por la versión heleniana, pues dos otros ejemplares del mismo modelo existen pero sin unión ni rajadura, hechos con un yeso de mejor calidad.

La mascarilla de Exeter que pertenece a la municipalidad de Exeter. Habría sido traída de Santa Elena por el Arnott a quien Antommarchi la había dado.

La mascarilla Sankey en depósito en la Casa Francesa de la ’Universidad de Oxford. Pertenece al señor Sankey descendiente del reverendo Richard Boys, capellán en Santa Elena.

La mascarilla Boys, cuyo origen es idéntico a la precedente. »


¡ Apresurémonos a decir que todas estas mascaras son del tipo « Burguersh” con variantes! Cómo han podido ser « fabricadas”, es lo que ignoramos. ¡Estimamos que Antommarchi ha podido querer emplear el molde a su disposición en Santa Elena para hacer una o dos « pruebas”, con el fin de verificar que sería posible usarlas para confeccionar la mascarilla oficial de Napoleón! ¡Estamos persuadidos que este molde era el del rostro de Cipriani, jefe de comedor del Emperador en Santa Elena, fallecido bruscamente el 27 de febrero de 1818, en circunstancias no elucidadas… Los ingleses, presentes en el momento de la partida de los franceses de Santa Elena, descubrieron el pastel: olfatearon el buen negocio. ¡ La prueba, es que esperaron la « oficialización» de la mascarilla Antommarchi para exhibir « su propia mascarilla” Entonces, se vio salir de las sombras, las mascarillas-Sankey, mascarillas-Gilley y otras “Boys-band” Todo esto no es serio… ¡Y no hemos acabado!


« Existen igualmente modelados derivados de la mascarilla Burguersh efectuados por Antommarchi a su regreso a Europa. »

Si… A menos que sean modelados derivados del arquetipo del que Antommarchi tomó la copia en cera para confiarla a su amigo suizo, el famoso Noverraz (otro lacayo que servía en Santa Elena). Esta mascarilla de cera que comporta pelos de la barba y de las cejas; éstos pelos –tras su análisis- revelan no ser los de Napoleón (ninguna huella de arsénico). Pero prosigamos la lectura de la novela oficial… :

Masque Noverraz
mascarilla Noverraz



« Es el caso de la mascarilla « Bertrand” perteneciente al príncipe Napoleón, probablemente realizada en 1821 y de la mascarilla expuesta en la Malmaison, ésta que dataría más bien de 1822 [nota: ¡vaya usted a saber!]. Para terminar con las mascarillas de procedencia heleniana, hay que mencionar las mascarillas Gilley que serían pruebas de Antommarchi anteriores al tipo clásico. Estas mascarillas de tipo « Antommarchi” fueron rápidamente contestadas entre otras cosas a causa de su falta de parecido con la efigie del Emperador al final de su vida [somos nosotros quienes subrayamos]. Entonces, otras mascarillas aparecieron, entre las principales mascarillas falsas, podemos retener los tipos siguientes… »

¡Vaya! ¿ Porque las otras, de las que acabamos de hablar, serían las verdaderas mascarillas? ¡Acabamos de ver que no es así, que la mascarilla, supuestamente una realización del arquetipo de la mascarilla « Antommarchi”, es una mascarilla de otro individuo que Napoleón, que no puede ser de otra manera! ¡Examinémoslas, sin embargo, como lo propone el coronel Chaduc, ya que bien podría encontrarse entre ellas la verdadera mascarilla mortuoria del Emperador!

« La mascarilla de tipo Arnott: Se conocen tres ejemplares del tipo Arnott, habría sido hecho a partir de un molde de cera tomado clandestinamente (a espaldas de los miembros del séquito de Napoleón) por el doctor Arnott durante la noche del 5 al 6 de mayo. No se parece en nada al tipo Antommarchi. »

type Arnott
mascarilla de tipo Arnott



¡ Y con razón! Ya que es mucho más parecida que la Antommarchi; fotografiada por Badié en 1861 en las Tullerías. ¡Napoleón III la consideraba una mascarilla auténtica –como su tío Jerónimo- prueba que los Bonaparte desconfiaban de la mascarilla “oficial”! Personalmente, pienso que es una « verdadera-falsa”: Arnott, a sabiendas de la impostura cometida por Antommarchi, decidió de aprovecharse; habría sobornado al joven conde León (hijo natural de Napoleón) para moldear su rostro y hacerlo pasar por el de su padre. Por el momento, esto sigue siendo una hipótesis: lo que está probado, es la presencia de León en Alemania en 1827, fecha en que aparece la mascarilla Arnott…

”la mascarilla del conde Pasolini: provendría de un moldeado realizado clandestinamente en Santa Elena por fieles sirvientes del Emperador”

Sin interés: fabricado a partir de papel mâché remojado en leche; ¡aún si esto fuera cierto, el resultado no sería por eso menos nulo!

« la mascarilla del Royal United Service Museum de Londres proviene de un impostor que se hacía llamar « príncipe” Luis Carlos de Borbón. Esta mascarilla es de procedencia totalmente desconocida, presenta a un personaje mofletudo y desdentado en nada parecido a Napoleón en 1821. »


masque de Burton
rusi
Copia de la mascarilla Burton,
depositada en el Royal United Service Institute (Rusi), de 1947 a 1973.



Napoleón

Napoleón por Girodet




¡Bueno, esto, es el summum de la desinformación y de la mala fe! Esta mascarilla fue dada por Charles Adler en 1952 a Inglaterra. Las autoridades británicas “depositaron” dicha mascarilla en el Royal United Service Museum. Cuando esta institución se transformó en la Royal United Service Institution, la mascarilla desapareció, hacia 1972… Charles Adler la tenía de un estafador, el famoso “príncipe”, cuyo verdadero nombre era William Reeves. ¡Este último aseguraba haber adquirido la famosa mascarilla “or intercambio o compra a Víctor Massena q.e.p.d., príncipe de Essling”! El señor Adler dio testimonio de haber tenido en sus manos los documentos firmados del príncipe Massena y autentificando dicha reliquia. En todo caso, su procedencia está lejos de ser totalmente desconocida, aún cuando es discutible…

tri

- La mascarilla de Londres con la mandíbula desplazada, - Perfil de Plon-Plon, - Perfil de Napoleón 1ero en Santa-Elena



Como es muy discutible –por no decir más- la opinión de los Conservadores en los Inválidos que se suceden en este puesto, asegurando no ver ningún parecido entre la fisonomía de esta “death mask of Napoleon” y el Emperador, aún cuando este parecido es indudable, particularmente con las fotografías de Jerónimo (hermano de Napoleón) y de su hijo, llamado “plon-plon” ( sobrino de Napoleón). Da fe de esto toda la averiguación realizada en cooperación con el web master del sitio napoleon1er.com, quien establece particularmente por medio de las técnicas del morphing la coherencia de esta mascarilla en relación con el « lebendmaske”, propiedad del Rolletmuseum de Baden, en Austria. La informática es despiadada ante la tesis defendida aún hoy por el Teniente coronel Chaduc. ¡Es sin duda la razón por la que mi mensaje estableciendo estos hechos ante el general Devaux, director del Museo de la Armada, sigue sin respuesta hasta el día de hoy! Veamos pues lo que se piensa del “lebendmaske”:


« La mascarilla del museo de Baden presuntamente obsequiada por Antommarchi a la ex-emperatriz María-Luisa, vuelta a casar con el conde Neipperg, habría servido de juguete a sus hijos. Es enseguida interceptada por el doctor Rollet y luego depositada por su hijo en el museo de Baden. Este vaciado no evoca en nada a un muerto y parece haber sido moldeado sobre un sujeto en plena salud de unos cuarenta años”


masque de Baden
La mascarilla del museo de Baden



¡En efecto! Pero no fue a los niños de Neipperg y de María-Luisa a quienes esta mascarilla sirvió de juguete. Fue a los niños de su intendente, el barón de Werklein, quien tenía como consigna sustraerla de la curiosidad del Aguilucho, el infortunado Napoleón II. Como Albert Martin, pensamos que esta mascarilla pudo haber sido realizada en vida de Napoleón, probablemente durante su exilio en la isla de Elba… Debo admitir que en un inicio no veía ningún parecido con el Emperador. La superposición informática del death mask y del Lebendmaske me ha abierto los ojos: misma estructura ósea, misma forma de los ojos, mismo emplazamiento de la mandíbula (salvo de perfil, donde es un poco menos cierto). ¡Todos estos resultados han sido comunicados a las autoridades; sin que jamás den seguimiento alguno! La voluntad de detener esta investigación es manifiesta…

«Al estudio de las diferentes mascarillas, la mascarilla de tipo Antommarchi parece la más auténtica aún cuando presenta algunas anomalías [¡es un eufemismo!]. Se le reprocha su falta de parecido, pero no hay que olvidar que todos los testimonios de los asistentes están de acuerdo en decir que el emperador estaba como rejuvenecido en la muerte [nota: inmediatamente, después del fallecimiento; y todavía 6 horas después de la muerte (30 años); y la mañana del 6 de mayo, a las 8 horas (cuarenta años); en la tarde a las 4 horas (más que su edad: 52 años): al día siguiente 7 de mayo a las 4 de la tarde –durante la toma de la mascarilla- ciertamente más de 60 años: ¡Es exactamente la fisonomía del death mask!]. Además, en un primer tiempo Antommarchi se negó a tomar el molde de Napoleón al juzgarlo demasiado poco parecido [¡Este argumento es grotesco; era ciertamente más parecido 12 horas después de su muerte que 48 horas más tarde! Y es porque Antommarchi no tenía yeso por lo que se rehusó a intentar un moldeado el 6 de mayo…]. No fue sino hasta cuando Burton se decidió que lo asistió por miedo a ser descartado del proyecto [el Teniente coronel Chaduc reconoce pues que fue Burton y no Antommarchi quien es el autor de la parte facial]. . Por otro lado, no hay que olvidar que la mascarilla realizada por Antommarchi no es el resultado de un moldeado más que en la parte central, el resto deriva de un modelado.»

¡Cuantas contradicciones en esta conclusión, y cuantas falsedades! Pensamos haber hecho justicia de esta tesis descabellada del “bloque central”, invención pura y simple del barón de Veauce quien ponía él mismo en duda su plausibilidad… ¡Una investigación confiada a un organismo científico y certificado conduciría infaliblemente a reconocer el fraude y la superchería! ¿Cuál es la verdadera razón que impide la proclamación de esta verdad? A decir verdad, es la existencia de otro fraude, de otra superchería, de la cual ésta no es más que la parte emergente del iceberg: ¡la ausencia de las Cenizas de Napoleón en el féretro de porfirio rojo bajo el domo de los Inválidos!

En estas condiciones, Mi Coronel, os ruego dar fin al instante a los yerros del pasado e instar a los organismos competentes (CNRS u otro), a la realización de la investigación científica que se impone. Y os ruego creer en la certeza de mi muy respetuosa dedicación.
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"Contrariamente a Antoine de Caunes,
BRH cree que Salicetti era el padre natural de Cipriani (p.192 de su libro).
Otro indicio más...


comparaison faciale

Salicetti y Cipriani: Padre e hijo?
traduct. Image ci-dessus): Comparación facial entre Antonio Cristóbal SALICETTI y una mascarilla de tipo ANTOMMARCHI





Superposición de la caricatura y de la mascarilla de Antommarchi





Retrato de Napoleón y cuatro de su séquito

Georges Rétif de la Bretonne daba la caricatura de la izquierda por la de Cipriani. Oficialmente, es la del general Gourgaud. Pero Gourgaud no tenía el cabello tiezo, y llevaba patillas. ¡Además, no contaba con una nariz tal que se pudiera creer que fuese el émulo de Cyrano de Bergerac! ¿Quién pues puede ser este misterioso personaje? Al hacer la comparación con la mascarilla Antommarchi (ver la superposición de la caricatura y de la mascarilla de Antommarchi), detectamos un indiscutible parecido. Lo que es seguro, es que las láminas originales fueron realizadas por Ibbetson, como lo afirmaba Rétif de la Bretonne. Ahora falta volverlas a hallar...




Gourgaud durante y después del
periodo de Santa Elena



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